TATTOO

Largo tiempo sin dejarles alguna línea, algún pensamiento de mi cabeza loca. Pero aquí estoy, a pesar de todas las dificultades que me proporciona la vida. Estoy sin instrumento de trabajo. Mi ordenador murió. Por el mal uso y abuso; o por puro agotamiento. No sé muy bien. El hecho es que ha muerto y… i’m just freaking out because of it. Anyway… seguimos. Os traigo un relato que espero disfrutéis leyendo. Además, estreno nuevas pestañas, nuevos artículos, nuevas locuras, nuevas pajas mentales. Enjoy.

Un malafortunado concurso de circunstancias ha hecho que mi cuerpo esté marcado por todas partes. De tantas operaciones que he sufrido, mi piel parece un patchwork: Todo remendado, cosido y recosido. Y os prometo que no fue mi culpa ninguna de esas veces. Y desde el año pasado, la cosa se puso mucho peor para mi. La vida me dio tal hostia que necesité de una prótesis para volver a levantarme. Un poquito harta de todo, decidí marcarme la piel, esta vez por gusto.

Llevaba años admirando de lejos el arte del tattoo. Estudié profundamente la cuestión. Me documenté sobre los pros y los contras; y me tomé mi tiempo para buscar muy bien qué iría conmigo sin que llegue jamás a aburrirme de mi decisión. Hace 4 meses, después de mucho pensarlo, conseguí una cita en un local de tattoo de la zona donde vivo. La lista de espera es de tres meses. En ese tiempo, me dediqué a mirar programas de tattoos, a informarme sobre los riesgos eventuales para mi ya de por sí defectuosa salud. Y me parece que mi busqueda fue recompensada.

Resuelto el problema de qué me tatuaría, me preocupó más el si se verá o no sobre una piel negra que no sólo se broncea en verano; sino que pierde el color a cada ducha. Se notaría la belleza de los dibujos elegidos, se verían sobre mi piel? Cosas así eran las que me preocupaban. Ni me paré a pensar en el dolor… francamente, sería (y de hecho lo es) el último de mis problemas. Por la simple razón de que ya estoy «rodada»… Y llegó el día D.

Temerosa, me dirigí al local de tattoo. El artista fue amable y cercano. Le dije que era mi primera vez, que confiaba en su trabajo y que había hecho mis deberes. Lo único que pedí fue que me tatuara de manera que, aún llevando esos tatuajes a los 50, me siguieran gustando cada vez que los mirara; y sobretodo, que me siguieran recordando por qué lo había hecho. Fue muy comprensivo. Y adaptó los dibujos y símbolos que había traído a mi personalidad. Creo que le quedaron estupendos. La sesión no tardó mucho en empezar. Lo que más asusta es el ruido de la pistola de tatuar. Y la sensación de recibir un masaje con agujas… jejeje…

Fue sorprendente. Ni molesto, ni doloroso, ni siquiera incómodo. Fue distinto, otra experiencia que contar. El artista puso «The Corrs, Unplugged». Y me dediqué a cantar. Ya habíamos terminado antes de darme cuenta de nada… aunque no voy a mentiros diciendo que no noté nada: Por supuesto que sí, cuando comenzó su trabajo sobre mi piel. Además, estoy demasiado acostumbrada al dolor tanto físico como psicológico o emocional… Para bien o para mal, esa es la verdad. Así que ni me enteré de esa parte. Lo que me gustó muchísimo fue que diera en el clavo con mi idea.

Me hizo tattoos finos, elegantes y muy bonitos. Y lo mejor: Abso-fucking-lutely nadie salvo yo, sabe lo que representa o significa. Y ese, señores, es mi toque personal. My brand. Intento siempre sacar algo positivo para mi crecimiento personal de todo lo que me pasa en mi montaña rusa de vida. Sobretodo, de las malas experiencias. Lo que es más fácil decir… Mucho más fácil. No debería, pues no tengo ningún motivo desde hace años para creer en nada que no sea desesperación. Y esa prótesis, junto con esos tatuajes forman un pack indivisible. Y mi manera de asegurarme de no olvidarlo fue escribirlo sobre mí en tinta negra. I did it.

Y de momento, me siento la mar de bien. Y de paso, mi cuerpo luce un nuevo accesorio que levanta pasiones. Buenas o malas, qué más da… Lo que importa es que no deja indiferente. Y sabéis qué? Me likey so much. Me gustan mucho mis tattoos. Los enseño cuando me da la gana. Y si no es así, no los enseño. Experiencia muy positiva en general. El tiempo dirá sobre todo lo demás.

Un secreto: Esta fiera negra está encantada de haber dado el paso; y qué leches, me sientan de cine… Son chulísimos y muy sensuales… incitantes… Y en mi línea de provocadora nata, lo repito: Me encantan.

Atentos a la nueva hornada de artículos. Marlo vuelve bastante reinvidicativa. Controvertida, feminista o como una cabra loca… Lo único que le interesa realmente, es que disfrutéis de la lectura. Welcome to my crazy world and hope you will so enjoy it. Cherish and luv. Take care and may you always be bless.

Marlo.

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