INCONTINENCIA MENTAL

Capítulo 1.

Queridos saldonautas,

Me enorgullezco de inaugurar una nueva sección de artículos que, espero, os guste tanto como lo escrito hasta ahora. Lo hago desde el corazón, por amor al arte… Y qué leches… Disfruto un montón escribiendo. Es mi vida… Solo deseo que paséis un buen rato leyendo mis locuras y ocurrencias. Dicho aquello, disfrutad y feliz lectura.

Empecé a padecer el síndrome de incontinencia mental (y verbal… Pero sólo en petit comité) al tener tantos acontecimientos en mi vida. Todo comenzó ayer, como quien dice. Lo que quiero transmitir, saldonautas, es que me vino toooooodo de golpe. Y al mismo momento. Hay veces que la vida no nos da ningún respiro, ninguna tregua. Y a mí, cada vez menos. Estoy en un momento vital muy crítico. Y me temo que toda mi vida dependerá de cómo juegue mis cartas hoy, en éste momento de mi vida. Dicho esto, la primera incontinencia mental es genuina. Entenderéis mi cuento.

J’adore, el genuino

Es mi pasado, mi presente, mi futuro. Me ha descubierto. Me conoce, sabe quién y qué soy, lo que valgo. Lo mucho, muchísimo y excelente trabajo que soy capaz de hacer. En fin, me descubrió mi verdad, mi potencial. Con el genuino he sido, y soy feliz. No lo cambio por nada ni nadie. Para mi, es le megaplus ultravip de la class. It’s so, but sooo classy. Actually he is. Hot. Hot and classy. Me conoció joven, descerebrada e inocente. Ilusa. No se lo puse nada fácil antes de hacerlo mío. Y le debo (y lo haré por siempre jamás) el haber sido tan afortunada de experimentar, al menos una vez en mi vida, the real emotion. Genuine love’s feeling… Awesome.

Por lo menos, tengo el consuelo y la reafirmación de que todo, abso-fucking-lutly all of it… tiene su excepción que confirma la regla. Y la regla (bendita ella) es: Nadie me quita el orgullo que me llena y el true love que me inunda, de saber que en la colección privada de mi auténtico yo, tengo algo imperecedero, algo realmente genuino y demasiado difícil de encontrar. Una joya que perdura más allá del tiempo, las fronteras y la distancia. Un enorme onyx de priceless reputation… el único: J’adore, el genuino.

Voy a descansar un poco. Cuidaros mis amores. Os quiere esta saldonauta,

Marlo.

Scroll al inicio